À propos de cette revue
Tycho toma el nombre de un joven filólogo clásico, Tycho von Wilamowitz-Moellendorff, hijo de U. v. Wilamowitz y nieto de Th. Mommsen, vástago, pues, de una de las más sólidas y nobles estirpes de estudiosos de la Antigüedad Clásica y de su Tradición, pero truncado de forma prematura por los tiempos difíciles que le tocó en suerte vivir en la noche del 14 al 15 de Octubre de 1914, a la edad de 28 años. Unas palabras de Ernst Kapp, compañero de estudios y amigo, extraídas del prólogo a la publicación póstuma de su Tesis de Doctorado, que supuso un giro importante en el estudio del teatro de Sófocles, son a este respecto muy elocuentes:
Tycho v. Wilamowitz-Moellendorff ist, 28 Jahre alt, in der Nacht vom 14. zum 15. Oktober bei den schweren Kämpfen vor Iwangorod als Führer einer Feldwache in siegreicher Verteidigung gefallen. Von dem vorliegenden Buch, das eigentlich seine Doktorarbeit darstellt, erschien seinerzeit im Druck nur das erste Kapitel (...). Der ausdrückliche Wunsch meines Freundes, der wohl darauf vertraute, daß er mich während unserer gemeinsamen Studienjahre und auch später an seinen Gedanken und Plänen hatte teilnehmen lassen, ich möchte mich, wenn er fallen sollte, seines Buches annehmen, mußte mich bestimmen, die Bewältigung der schweren Aufgabe zu versuchen, die eine gewandtere Hand verlangt hätte. Ernst Kapp, "Vorwort", Die dramatische Technik des Sophokles von Tycho von Wilamotwitz-Moellendorff, Berlin, Weidmannsche Buchhandlung, 1917.
Tycho v. Wilamowitz-Moellendorff cayó en combate a los 28 años de edad la noche del 14 al 15 de octubre al frente de un destacamento de vanguardia en una victoriosa defensa durante los duros combates ante Iwangorod. Del presente libro, que en realidad es su Trabajo de Doctorado, se publicó en su momento sólo el primer capítulo (...). El deseo expreso de mi amigo, que confiaba en que durante nuestros comunes años de estudio y también más tarde me había hecho partícipe de sus pensamientos y planes, de que yo estuviera dispuesto, en el caso de que él cayera en combate, a hacerme cargo de su libro, me determinó a intentar el cumplimiento de la difícil tarea que tenía que haber llevado a cabo una mano más diestra.
Tycho ve la luz en un momento especialmente difícil, diferente pero quizá incluso más difícil que aquel que arrebató la luz de los ojos de Tycho von Wilamowitz-Moellendorff; años estos peligrosos para el mundo académico y científico en general, pero muy en particular para los jóvenes que con ilusión y entusiasmo dedican los mejores años de su vida a la formación universitaria en las ciencias de la Antigüedad Clásica y de su Tradición, y que de la mano de sus mentores dan ilusionados los primeros pasos en las labores de investigación.